Por otro lado, Diego empezó ésta mañana sus clases de natación. El estaba feliz, como pez en el agua. No dejaba de patalear y patalear y aunque le cayera agua en la cara no lloraba. Ya veremos mañana como le sigue gustando. Va a ser una buena preparación para que disfrute del agua en el lago el sábado que nos vayamos a la cabaña.
De hecho fue un día con mucha actividad, ya en la tarde fuimos con Amanda y Sydney a cortar algunas moras azules a una huerta cerca de Fonthill. Aunque nos agarró un poco la lluvia mientras estábamos ahí, nos hizo lo que el viento a Juárez y Diego encantado de ver llover. Cuando llegamos a casa preparé una salsa de moras azules con queso crema, ese fue el postre para Diego y le encantó. No se había terminado un bocado cuando ya tenía la boca abierta pidiendo más. Es un tragoncito mi niño.