Al terminar de comer fuimos a mi oficina para que los dos la conocieran. Tardamos un poco en llegar pues en el camino nos encontramos a muchas personas a las que les presenté a Diego y a Jay. Cuando hay un niño pequeño en el campus es la sensación. Cuando finalmente llegamos a mi oficina, Diego para pronto tomó mi lugar y se puso a trabajar. Gracias por la ayuda Diego, hiciste un buen trabajo aconsejando alumnos.
He aquí, el consejero académico más joven de la historia.