Una vez más Diego cuidando muy bien de su oso, como es costumbre lo trae para todos lados. Esta vez lo sentó en su silla y como era hora de comer, él empezó a alimentarlo. Al menos esto funcionó muy bien, pues era una cada cosa que comía el oso, la comía el también. El menú fue yogurt, uvas, queso y agua.
Por otro lado, la mejor parte del día de hoy fue poco antes de acostar a Diego, él estaba acostado en mí cama junto con su oso, tenía en sus manos su muñeca musical, yo me recosté con él y estábamos escuchando la música de su muñeca y jugando. Hace mucho que no se acurrucaba así conmigo. Sin duda un momento que quedará grabado en la memoria de mí corazón.