El único rato en el que se tranquilizó un poco fue cuando estábamos en Ikea y cuando le prometimos que lo íbamos a llevar a jugar con el tren. Fue muy chistoso pues desde ese momento no paró de decir "tren, tren" hasta que llegamos donde estaba el tren. Le compramos más vías para hacer su tren más grande y Diego cargo el paquete todo el tiempo, lo traía pegado a su pecho y no lo soltó.
Al llegar a casa, papá y él jugaron con el tren y los dos fascinados de la vida. Eso si, Diego estaba ya muy cansado y frustrado pues no tomó sus siesta. Espero que tenga una linda noche para que descanse bien.