Mi suegros tienen la tradición de hacer una casita de dulce con los niños cada época de navidad, y este año ya le tocó participar a Diego. Aunque él estaba más interesado en comer los dulces que en ponerlos para la decoración de la casita, finalmente el proyecto llegó a buen termino. Me da gusto verlo compartir estos momentos especiales con sus primos, ya que ellos quieren mucho a Diego también.
Diego terminó su día comiendo una galleta de las que horneó mamá mientras Diego dormía. Creo que de hecho lo despertó el aroma que emanaba de la cocina.