He aquí nosotros y nuestro equipaje, incluyendo a Diego.
Como aún era temprano nos decidimos aventurarnos y fuimos a Boston en tren.
Nuestra visita fué al Museo de los Niños, fabuloso los viernes después de las 5:00 pm, pues la entrada solo cuesta $1.
Diego los disfrutó como nunca. Especialmente lanzar pelotas por unas rampas y observar su trayectoria.
La sección del agua fue también de sus preferidas.
Y aquí, aunque fué más ejercicio para papá, a Diego le encantó subir y bajar en este asiento.
Hasta fue capaz de entrar el solo en un laberinto de cuerdas.
...y escaló paredes, por supuesto.
¿A quién no le encanta hacer burbujas de jabón?
Y observar los peces, tanta tranquilidad que reflejan.
Vista hermosa de Boston por la noche. Y ahora de regreso al hotel.