Pues Diego tuvo un buen tiempo anoche con sus primos y sus abuelos. Jugó mucho y no se despertó en la noche. Esta mañana que le recogí corrió hacia mí y me abrazó.
Ya después de sus siesta, Diego inventó un nuevo juego con que entretenerse. Su juego era simple, solo constaba de lograr ponerse un trapo en la cabeza y hacer eso repetidas veces.
He aquí sus varios intentos.