Diego no estaba de cabeza, pero si puso a su cuarto de cabeza. Cuando entré, la cuna estaba completamente del otro lado y al parecer él estaba muy orgulloso de haberlo logrado pues no paraba de brincar y decir "mira mami, mira mami". Después utilizó el sillón para subirse a la cuna y así mismo logró bajarse. Diego es un chango, sin lugar a dudas.
No quería que regresara su cuarto a la normalidad y lo tuve que hacer sin que se diera cuenta.