Esta mañana terminaron las clases de natación de Diego. Me entregaron su boleta de evaluación y dice que hizo un muy buen trabajo. Ya en la tarde después de su siesta y de la mía, fuimos a Port Dalhousie. Lo máximo fue eacharse por la resbaladilla para niños grandes y aventar la pelota y perseguirla por todo el parque. También fue su primera vez en el carrusel de ahí y aún sigue costando solo 5 centavos. Eso mismo se pagaba cuando Jay estaba de la edad de Diego.
Como siempre no quería regresar a la casa, cuando llegamos finalmente estuvimos un rato más afuera y Diego me ayudó a regar el jardín.