Diego y yo disfrutamos la tarde paseándolo en su cochecito de cartón. Todas las cosas tienen otro uso además de su uso original; asi que la caja de pañales dió vida a un coche para entretener a Diego. Él feliz de la vida de andarlo paseando y en un momento Diego a través de señas me dijo que metiera en la caja con él. Tuve que declinar su invitación, pero en compensación recibió una vuelta más.
Gracias por invitarme a pasear contigo, Diego.
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