Llegué a casa y Diego estaba tomando su siesta, asi que tuve que esperar aún un par de horas más para verlo y darle un gran abrazo y beso. En cuanto se despertó me llamó "mamá", entre a su cuarto y me recibió con una sonrisa. Disfrutamos la tarde jugando un poco de todo; armando rompecabezas, él brincando en nuestra cama, lo cuál le encanta, y también se divirtió peinando mí cabello, él suyo, él de su perro y oso.
Lo mejor del día fueron los besos de buenas noches que compartimos cuando lo pongo en su cuna, me encanta nuestro juego.
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