Aquí Diego viendo pasar una carruaje jalado por caballos.
No dejó su pelota ni un instante.
Un rico día de campo con un clima perfecto.
Le enseñé a Diego a rodarse por el pasto desde una lomita. Al principio no estaba muy confiado y solo me abrazo, ya después el miedo se le quito y no paró de rodar.
Un día hermoso con mi pequeño, doy gracias a Dios por sus risas, esto no tiene precio.
Como niño grande, ya en el columpio sin protección. Él muy orgulloso de sí mismo.
No comments:
Post a Comment