Diego probó comida real por primera vez en su vida. El menú fue una manzana que su abue coció para él. Él se mostró muy interesado en el sabor y cuando me tardaba en darle más se desesperaba y como que quería llorar. Fueron sólo algunas cucharaditas, pero fue suficiente para despertar su interés por nuevos sabores. Veremos mañana cómo responde nuevamente a la segunda parte de su manzana.
Jay y yo esperamos que Diego le va a encantar viajar, pues planeamos hacer muchos más viajes interesantes como familia.
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