Fuerte

Diego estaba desatado esta noche, tenia cuerda para rato. Cargaba su oso de un lado para el otro, hablaba por teléfono, paseaba su camión de volteo, jugaba con sus libros, y lo más chistoso fue verlo cargar su bolsa de bloques. Ya cuando me di cuenta, él ya venía cargandolos desde su recámara hasta la sala, lo que me llamó la atención es que los cargó y no los arrastró. Apenas y podia con ellos, pero no los dejó caer y aunque hacía gestos y gemidos de la fuerza que hacía, lo logró. Su recompensa fue que le abrí la bolsa y jugamos con ellos. Buen trabajo, Diego!